Nuestra historia comenzó en 2015, cuando dos chicos de 20 años —Lucía y Sheuen— decidieron apostar por un sueño. Sheuen, heredero de una tradición familiar de artesanos del cuero y la orfebrería, empezó a formarse en el oficio y pronto me invitó a sumarme. Juntos recorrimos ferias como San Telmo y Caminito, llevando nuestras primeras piezas hechas a mano, con pasión y dedicación.

 

Con la llegada de la pandemia, nos reinventamos. Creamos nuestra tienda online, diseñamos nuevas colecciones desde cero, exploramos piedras y materiales, y dimos vida a nuestro universo digital en Instagram. Lo que nació como un proyecto íntimo se transformó en una marca con identidad propia, que sigue creciendo sin perder la cercanía del primer día.

 

Hoy, ocho años después, somos un equipo consolidado:

 

Valen, nuestra community manager

Nai, fotógrafa

Isma y Jas, equipo de publicidad

Dulqui, diseñadora gráfica

Sheuen, programador y cofundador

Lucía, organizadora de equipos y cofundadora
Gab, como nuestra orfebre

Cada colección es el resultado de un trabajo colectivo, donde conviven el diseño, la estética y la estrategia. Creemos en el valor de lo hecho a mano, en la belleza de los detalles y en el poder de contar historias a través de cada pieza.

 

Somos más que una marca: somos una familia que crea con el corazón.